Su profundidad es difícil de imaginar, pero para que os hagáis una idea equivale a un edificio de 14 plantas.
Es decir, imaginad que os subís a la cuarta planta de un edificio, y
desde allí os zambullís para bucear hasta el suelo de la calle. Debe de
ser una experiencia vertiginosa, casi como estar en el espacio exterior.
Un total de 42 metros de profunidad para que no temas golpearte la
cabeza con el fondo si te tiras desde un trampolín.
En nombre de la piscina es Y-40 Deep Joy. Además de su profundidad, la piscina tiene 21 metros de largo por 18 metros de ancho.
No es mucho si tenemos en cuenta su profundidad, así que más que una
piscina semeja uno de esos tanques de agua en los que los astronautas
hacen sus prácticas antes de salir al espacio. Un total de 4.300 metros
cúbicos de agua.
La piscina ha sido diseñada por el arquitecto italiano Emanuele Boaretto,
y como posee cristales para que la gente pueda verla desde el exterior,
el lugar se ha convertido en una peregrinación para turistas curiosos
que quieren contemplar el baño de los más valientes.
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